Hace rato que Olivos no corre solo, pero los signos de su agotamiento pueden comenzar a ser vistos ahora en el espejo de las otras fuerzas políticas. El peronismo crítico, el propio PJ orgánico y la oposición despiden 2013 con reacomodamientos evidentes para la disputa del 2015. En el medio queda todo el 2014, un año que se pronostica intenso, pero los políticos van más rápido que el calendario. Parecen acelerados frente a una sociedad que sufre el ajuste inflacionario, la inseguridad muchas veces en versión trágica, los cortes de luz. Pero también buscan traducir, o evitar que se diluya, el mensaje de las elecciones de octubre. Un desafío doble, en una muy larga transición que debe asegurar gobernabilidad y competencia.
Las señales más contradictorias en estos días difíciles provienen del oficialismo. Emergen versiones sobre cruces internos y actos de disciplina bajo protesta. Precisamente, la circulación de esos trascendidos constituye un mensaje intencionado sobre malestares internos apenas disimulados, en algunos casos un atajo para aliviar conciencias aunque sin modificar el panorama.
La crisis de los cortes de luz, como unos días antes la sucesión de los conflictos policiales, provocaron algunos roces que se difunden: Carlos Zannini marcándole el terreno a Jorge Capitanich, o el cristinismo duro y funcionarios de Economía reeditando los ataques sobre Julio de Vido. Todo, mientras Cristina Fernández de Kirchner busca ensayar un esquema de gestión que la muestre por encima de los conflictos cotidianos, intento que en el vértigo de los problemas diarios proyectauna imagen presidencial más de ausencia que de poder.
En cambio, la decisión de la Presidenta fue determinante para asegurar el ascenso y ratificación del general César Milani al frente del Ejército. Fuentes del bloque oficialista de senadores dejaron saber que la discusión por el pliego del militar, que carga graves acusaciones por su papel durante la dictadura, generó enorme malestar. Y que debieron operar fuertemente desde Olivos para alinear al bloque.
El gesto de difundir el enojo de varios legisladores oficialistas, incluido el propio jefe del bloque, Miguel Angel Pichetto, parece inútil frente alenorme e inquietante paso dado por el Gobierno en este terreno: convalidó a un oficial cuestionado por oscuridades pasadas y presentes, y colocó a los militares otra vez en el plano de la participación en el poder, algo borrado del repertorio de la política en esta democracia.
Las discrepancias y enojos internos parecen lejos de la profundidad de algún debate ideológico. En general, exponen disputas internas en medio de la crisis o tomas de distancia frente a la declinación de Olivos. En cualquier caso, generan señales que afirman fuera del Gobierno los movimientos para la disputa del 2015.
La oposición buscó cerrar el año con un encuentro que abra la discusión en firme para la creación de un frente. Ayer, se encontraron en Santa Fe dirigentes de la UCR, el socialismo y otras fuerzas de esa franja política que, en octubre, dieron pasos para competir juntos en algunos distritos, pero arrastran dificultades para cerrar un acuerdo a escala nacional. ¿Podrán hacerlo en 2014? El interrogante no está cerrado, pero se trata de dar una señal de voluntad política ymoverse sin demoras, según resume uno de los promotores del entendimiento (ver pág. 13).
Voluntad política, y también proyecto nacional, es lo que busca mostrar en continuado Sergio Massa, conciente del capital logrado en octubre y también de la necesidad de trascender la frontera bonaerense, en sentido geográfico y político. Es lo que buscó transmitir con el armado de su fuerza. Reunió figuras fuertes por su espesor ejecutivo y por su peso territorial: Roberto Lavagna y Alberto Fernández, en un rubro, y Carlos Reutemann, Mario Das Neves y Jorge Busti, además de intendentes, en el otro.
No son los únicos que se mueven en el amplio territorio peronista. Daniel Scioli mantiene firme su idea de ir por la candidatura de 2015. El gobernador hace culto de su paciencia y de su tolerancia, en público, a los ataques del cristinismo. Transmite que no abandona y contemplacómo se deteriora en velocidad Capitanich, para muchos el primer ensayo presidencial pensando en la sucesión. En paralelo, el PJ orgánico, sobre todo el bonaerense, se blindó frente al kirchnerismo duro y espera para jugar sus fichas.
Cerca de Olivos, entre tanto, la tentación es siempre ver lo que ocurre como un ataque o conspiración.
Una mirada autorreferencial, lejana a la realidad.
Fuente: Diario Clarin
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