Los mitos de la deuda: de los Kirchner a Macri
¿Quién dijo que no hay políticas de Estado en la Argentina? Engordar los bolsillos de los acreedores es algo en lo que existe continuidad con lo actuado en los años kirchneristas.
Cambian las retóricas pero el lastre de la deuda y los costos de pagarla, quedan. El nuevo gobierno acaba de sellar su Pacto Roca-Runciman, sólo que a diferencia de entonces lo celebra como un triunfo fenomenal. Según señaló el Financial Times, con los US$ 15.000 millones que va a lanzar el gobierno la Argentina se predispone a realizar la emisión más grande de deuda en 20 años, sólo superada por México en 1996 (US$ 16.000 millones). Y todo (o casi) para ponerlo en los bolsillos de los buitres que rechazaron los canjes de 2005 y 2010, para cerrar los litigios en el juzgado de Griesa en Nueva York. Buitres que se van a embolsar con el acuerdo pactado, rendimientos que van desde 846 % para Aurelius, hasta 3.183 % para Bracebridge, y en el medio de 1.308 % para NML de Paul Singer, todo partiendo de la estimación del mercado de que estos fondos nunca pagaron más del 30% del valor nominal de cada bono.
Patria, buitres e imposturas
Se escandalizan los kirchneristas ante la “entrega” que prepara Macri. “Inaceptable extorsión”, sentencia el ex ministro Kicillof desde Página/12. Parecería que pasamos de una etapa de firme defensa de una postura soberana a otra donde, “con alegría”, se encara una entrega infame. Bien mirado, lo segundo es más cierto que lo primero.
Empecemos por el principio. El canje celebrado por varios kirchneristas como histórico, por los niveles de quita nominal alcanzados, estuvo lejos de representar la disrupción del “business as usual” de los financistas.
Según dijo en 2005 el equipo del ministro Lavagna, el canje de ese año tuvo una quita nominal del 75 % sobre el valor nominal de los títulos impagos. En los hechos la quita nominal era de alrededor del 54 %, a lo que se sumaba un alargamiento de plazos y reducción en la carga inmediata de intereses.
Veámoslo: el 18 de marzo de 2005 la República Argentina desembolsó USD 700 millones en efectivo y USD 35.000 millones en bonos y rescató títulos impagos por unos USD 62.000 (más intereses atrasados por USD 16.000 millones) en manos de aquellos acreedores locales y extranjeros que decidieron aceptar las condiciones del canje. La negociación argentina venía precedida por renegociaciones como la de Rusia, que en 1999 había reestructurado deuda con una quita nominal del 53 %.
Mucho pesó además en el resultado logrado la generosidad con la cual la quita nominal era relativizada en términos efectivos por los incentivos que se daban a los bonistas. Estos incentivos fueron dos: el ajuste por inflación en los valores de los títulos y los cupones atados al crecimiento del PBI. Por el ajuste por inflación el valor de la deuda nueva aumentaría USD 1.000 millones cada vez que la inflación superara a la devaluación por seis puntos porcentuales. Agreguemos que esto fue pactado a partir de un tipo de cambio muy conveniente, lo cual permitía dar por seguro que esto ocurriría invariablemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario